Jesús vuelve a darnos la misma enseñanza. En Lc. 22:31–32 leemos que Satanás quiere “zarandear” a Simón y a los discípulos como si fueran trigo. Jesús no responde en forma agresiva contra Satanás. No lo ataca, ni defiende a Simón de un posible ataque del enemigo, aun sabiendo que Simón estaba en peligro de ser zarandeado por el maligno por excelencia. El texto nos dice que Jesús oró por Simón. Otra vez, tenemos un ejemplo donde la acción y la atención se dirige hacia Dios y no hacia el enemigo. Jesús,
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